Hace algunos meses hablábamos sobre cómo conservar el jamón en verano, una época donde hay que prestar especial atención a la conservación de alimentos para evitar su deterioro.
Falta aproximadamente un mes para que comience invierno, estación con temperaturas bajas y una mayor humedad debido a las precipitaciones. Al igual que en la producción del jamón influye la temperatura del ambiente, también incide en la conservación del mismo.
Hoy daremos algunos consejos para que puedas disfrutar de esta exquisitez en todo su esplendor en invierno, fecha en la que aumenta el consumo de este manjar debido a las fiestas navideñas, de la cual el jamón es uno de los platos estrella.
Las temperaturas extremas no favorecen el sabor ni la textura del jamón. Si en verano mencionamos la importancia de mantenerlo en un lugar fresco para evitar que se secase, en invierno debemos conservarlo en un lugar en el que no se produzcan corrientes y se encuentre en torno a 15º. Si se mantiene en un lugar con temperaturas extremadamente bajas, la pieza podría congelarse y perder su textura.
Trata de almacenar la pieza colocada en un jamonero en una despensa o un armario fresco. Evita zonas húmedas para que no aparezca moho.
Si vives en una zona con temperaturas extremadamente bajas, puedes introducir el jamón en la nevera para mantenerlo a temperatura constante y evitar cambios bruscos que puedan secar la pieza. Si optas por esta opción, recuerda sacarlo entre 1 y 2 horas antes de consumirlo.
Puedes emplear un humidificador para eliminar la humedad de la habitación donde esté almacenado.
Desde Jamonarea recomendamos prestar especial atención a la conservación de jamón en invierno y no exponerlo a temperaturas extremas. Si quieres disfrutar de nuestro manjar favorito en Navidad, consulta nuestro catálogo de jamones de Guijuelo.